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miércoles, 17 de marzo de 2010

POPULARIDAD ENGAÑOSA



Sergio Melnik

La Presidenta Bachelet estába de viaje con su madre en Asia, mientras acá estaba el sector público paralizado, los maestros en huelga, los mapuches alzados y el presupuesto rechazado. ¿Para qué sirve la popularidad si no es para resolver los problemas?

Nunca un Presidente había tenido tanta popularidad, tantos recursos y había hecho tan poco con ello. Nuestra famosa "opinión pública" es poco informada y veleidosa, y hoy olvida que hace un año un 70% pensaba que Michelle Bachelet no tenía liderazgo, era débil y no tenía destrezas. Ahora ella está de viaje con su madre en Asia, con el sector público paralizado, los maestros en huelga, los mapuches alzados y el presupuesto rechazado. ¿Para qué sirve la popularidad si no es para resolver los problemas?

Los hechos son implacables. Bachelet tuvo muchos cambios de gabinete para un período tan corto, lo que denota falta de experiencia y criterio. Tres ministros de Interior, tres de Educación (una destituida). Pobres desempeños en energía, minería y planificación que ameritaron cambio de ministro. En transporte, Transantiago y EFE son monumentos a las malas políticas públicas.
El ministro vocero fue tan odioso, que tuvo que ser removido. La modernización de la Cancillería es otra promesa incumplida que terminó en la remoción del ministro. La ministra de Economía duró sólo tres meses. ¿La de Salud? Removida. Dos intendentes removidos por intervención electoral.
Esta semana conocimos las cifras de productividad de la economía. Bachelet y Velasco tienen no sólo el peor récord de toda la Concertación, sino que el primer gobierno con una cifra negativa. El desempleo fue siempre alto. La inflación llegó al 10% en 2008. La educación es un fracaso elocuente, junto al mercado laboral y la ineficiencia estatal. Esto no es efecto de la crisis mundial -que, por cierto, lo agrava-, pues la productividad cayó en todos los años de Bachelet.
Pero hay más. El Sename es un desastre; la Conadi, igual. Nada se ha hecho en educación superior. Hay 500.000 incumplimientos en el Auge. En descentralización no pasó nada. El muy publicitado "gerente del aire" fue un bluff. Hubo un "zar" de la burocracia que apareció después como jefe de gabinete de un ministro. De la comisión de equidad no quedó nada. En las cárceles y la Gendarmería hay un problema no tratado, incluso con huelgas y dudosos honorarios a altos funcionarios de la Concertación. Un vergonzoso episodio de corrupción sacudió al Registro Civil. El sistema de Alta Dirección Pública anda a medias. Hay muchos hospitales en crisis. El director del sistema de empresas públicas tuvo que ser removido por la mala gestión. Innovación, puras palabras.
Casi un año se demoró el gobierno en designar un contralor. Compró un segundo avión presidencial, pero no vendió el anterior, que era nuevo. Ahora hay tres aviones para la Presidencia. Enap perdió 1.000 millones de dólares en 2008 y su directorio se mantuvo incólume. Los tribunales de familia hacen agua por los cuatro costados, y para eso no hay recursos. Investigaciones tuvo una seguidilla de episodios críticos que le costó la salida al director (pero no al subsecretario, el realmente responsable). Ya nos acordamos poco de los errores en deporte, los nombramientos fallidos, las mentiras de los títulos profesionales, los retos públicos a los ministros.
Bachelet partió anunciando un gobierno ciudadano separado de los partidos.
Algo que nadie entendía y que jamás ocurrió, como pasó con la igualdad de género o la no repetición del plato. El resultado fue dramático para la Concertación, que se debilitó, vivió quiebres en sus filas y perdió la mayoría en el Congreso. Para la derecha no fue trivial que la Presidenta corriera a besar las manos de Fidel Castro.

Entonces, ¿por qué Bachelet tiene un tan alto apoyo? Hay algo que realmente no cuadra.

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